jueves, 31 de enero de 2008

INOCENCIA Y TERNURA


Les comparto dos grandes enseñanzas que mi pequeño maestrito me ha dado sobre inocencia y ternura.

Primera Enseñanza
Estábamos en medio del tráfico y de pronto Tyler me dice "Máma ojojojo" (cada vez que dice ojojo se refiere a Santa Claus), yo volteé hacia la dirección que él me mostraba dudando de que hubiera algún adorno o imagen en la que apareciera Santa Claus y para mi sorpresa me di cuenta que él estaba señalando a un señor con abundante barba y bigote color grisáceo que, en efecto, se parecía a las imágenes que él había visto de Santa Claus. Al ver al señor e imaginar todo el proceso que se dio en su cerebrito para llegar a tal conclusión, no me quedó más que maravillarme y soltar una gran carcajada explicándole lo sucedido.

Segunda Enseñanza
Estábamos en casa de yosoy, en el cuarto de su princesa para ser exacta, tratando de trabajar en la tesis cuando mi Tyler tomó una silla de madera muy pequeñita de esas que quedarían en una casa de muñecas y trató una y otra vez de sentarse ahí sin éxito alguno. Lo más hermoso de todo fue que no se dió por vencido, varias veces acomodó la sillita en el piso, varias veces trató de sentarse y varias veces la sillita se volteó, y así se siguió por un rato.... fue un deliete verlo hacer eso.

Ante estos eventos doy gracias y me digo una y otra vez que TODO esfuerzo vale la pena.

3 comentarios:

Claire dijo...

Es increíble lo que ven los niños y nosotras no. Como el señor que miró en la calle, sería increíble que se supiera tan visto por Tyler. Claro que es una lección preciosa de inocencia, pero también de mirar lo que a veces olvidamos. Y ésa perseverancia de tratar de sentarse en la sillita me dice, que nunca me rinda en lo que quiero.

Ingrid dijo...

¡Qué claridad de procesamiento! ¿A poco no? En ambas ocasiones se ve perfecto: en la primera, su conceptualización de la figura de Santa Claus y en la segunda el aprendizaje por ensayo y error.

¡Qué lindo!

Gracias.

Hummingbird dijo...

Wow!!!! Que padre que Tyler procese así toda la información para ir aprendiendo más del mundo que lo rodea.

Y me parece aún más lindo que te detengas a mirar, sólo a mirarlo, y que en él descubras todo lo que seguramente un día hiciste tú también, y que seguro sigues haciendo.

Todo lo que escribes de él me enseña sobre la posibilidad de aprender si me detengo sólo a mirar, y a hacer uso de mi capacidad de maravillarme.